sábado, 25 de diciembre de 2010

Filosofía de la Historia

1.            ¿De qué modo puede la filosofía de la historia brindarnos una orientación interpretativa en torno a nuestra realidad?

La filosofía de la historia supone la crisis del proyecto filosófico de explicar toda la realidad desde un sistema universal; esa crisis empieza con el fracaso del último gran sistema filosófico de occidente, el de Hegel; en adelante no se habla de “filosofía” (a secas), sino de “filosofías de” (lenguaje, la existencia, la liberación, etc.).
La Ilustración (s. XVIII) puso límites a la especulación metafísica, pero nos hizo desconfiar del pasado y esclavizarnos al dominio de las ciencias de la naturaleza (bajo la idea de dominación); su “nosotros” (los ilustrados) niega a los otros y es totalitario (“nosotros somos los buenos”), la lectura de la historia es homogénea, con lagunas, excluye la diferencia, quiere eliminar el conflicto (la síntesis hegeliana), elimina la oposición (por ello Robespierre instaura el Régimen del Terror, que Maquiavelo avala para eliminar el Absolutismo). Nuestros abuelos no son “ilustrados”, añoran el pasado de respeto, valores, fe, libertad, etc.
Contra el racionalismo se levantan pensadores alemanes que rescatan el valor de la naturaleza, del sentimiento, de la lengua, del arte, de la trascendencia (surge el clasicismo); los historiadores no son los únicos autorizados para ocuparse de la historia, y el pensador sin paradojas es como el amante sin pasión, los filósofos modernos son doctos sin sentido estético. Logos (narración, historia) y poesía nacen del Mito, pero Occidente ha olvidado y despreciado la mitología.
La Reforma nos liberó del dominio del clero sobre el poder temporal, pero origina absolutismo: la propuesta teocrática de Calvino, donde el Estado pide cuentas al ciudadano (germen del capitalismo), la sociedad civil debe reemplazar la sociedad eclesial; del capitalismo nace el liberalismo (el Estado se limita a proteger, legislar y asegurar la convivencia ciudadana). Separa religión y ética: basta ser generoso con la Iglesia, no importa ser corrupto en el trabajo.
El Racionalismo de Descartes, Espinoza y Galileo promovió el método como clave de conocimiento, nos libró de la dictadura del dogmatismo de los maestros (“si lo dice Aristóteles…”), de los prejuicios, y afirmó que la verdad no es meta sino proceso; pero nos condujo al materialismo que se afirma en el positivismo. El Empirismo (Hume, Locke, Berkeley y Hobbes) nos dijo que aparte del conocimiento hay otras facultades como imaginación, voluntad, intuición, memoria, sensibilidad, sublimidad; el hombre es único capaz de romper la cadena de causas y efectos, la filosofía no puede ser sólo conocimiento, sino también antropología, ética, etc.
En su idealismo trascendental Kant Kant afirma que no es posible predecir el futuro porque el hombre es libre, pero se puede hablar de procesos, signos de progreso en la comunidad (la guerra es el mayor obstáculo moral). La historia de los pueblos es profética (devenir, progreso), moral (conciencia sobre acontecimientos), sutil (interpretable, no solo descriptible), política (se despliega en la sociedad), cosmopolita, y en clave de una constitución política republicana; la historia profética es la que permite al hombre conmoverse ante un acontecimiento, una revolución (en buen sentido), distinta a la historia efectual (enumeración de hechos de barbarie). En la historia hay dialéctica porque no todos los hombres buscan el bien, hay retrocesos y progresos; progreso es toma de conciencia dada la posibilidad de la memoria. Kant propone el cosmopolitismo o búsqueda de la confederación universal, con autonomía, soberanía y justicia como mecanismos de paz y progreso; una sociedad movida por una constitución escrita y que promueva la libertad, donde convivan voluntad y deber moral (siempre en tensión). El Estado es fundamento para la paz, es necesario para garantizar libertades, superación del estado de naturaleza, debe tener una Constitución escrita y la mejor forma es la República.
Johann Gottfried Herder (Prusia 1744- 1803) escribe “Ideas para la Filosofía de la Historia de la Humanidad”, donde repasa la historia de las culturas e impulsa el Stum und Drang (“Tormenta e impulso”) contra la Ilustración; el progreso desborda la historia humana, pero la aparición del hombre lo acelera, sobre todo a partir del lenguaje; el progreso humano no depende sólo de la exaltación de la razón abstracta, ni sigue una línea recta (contra la Ilustración); cada época y pueblo alcanza su máxima perfección y desde esto se les ha de juzgar, sin dividir la historia en estancos, sino verla como variación de la humanidad universal. La educación forma con conocimientos vitales y no solo nociones automáticas, también el ambiente natural es determinante (historia de las culturas), por ello destaca Grecia; la perfección es ético-religiosa (la totalidad humana, contra Kant) y estética (realización y armonía, la forma que expresa la divinidad) que no es un placer desinteresado y sin concepto, ni producto de facultades (contra Kant). La educación no debe centrarse en los clásicos, ni separar los conocimientos, sino ofrecer una formación integral.
Wilhelm von Humboldt (1767- 1835) afirma que el lenguaje es encarnación del pensamiento (naturalismo, no positivismo), es el carácter distintivo del pueblo alemán (lo cual desarrollan Nietzsche y otros); las generaciones pasan pero la lengua (sobre todo oral) permanece, ella genera comunidades (filosofía de la lengua, no del lenguaje (analítica). La historia no culmina ni se agota en la razón ilustrada, avanza en espiral, la infancia es Oriente, la adolescencia Egipto, la juventud Grecia y la madurez Roma. La Ilustración enfatiza en los individuos, saca a Dios de la historia, quiere entenderlo todo; hace falta más el discurso (alma, esencia, origen, Logos) que la comunicación. No todo lo que convoca a la comunidad es “santo”, si trae violencia: Hitler.
Los idealistas alemanes (Fichte, Schelling y Hegel) afirman el principio de conciencia (que procede de la voluntad), frente al principio de representación (que procede de una determinación, de una obligación): es distinto leer a Homero por obligación que leerlo por voluntad, por gusto; frente a educación moral, educación estética, sensible. Johann Gottlieb Fichte (1762- 1814), su nacionalismo se enmarca en la ocupación de Berlín por Napoleón, escribe “Discursos a la nación alemana” (1807), afirmando la superioridad filosófica y cultural de Alemania sobre las demás naciones europeas; Alemania necesita una nueva educación, que determine y forme las emociones e impulsos vitales, que la voluntad sea firme y decidida; la antigua educación exhortaba al buen orden y la moralidad, pero ha fracasado. Su idea nacionalista de identidad y amor por la Patria pasa a Landcaster y de éste a Simón Bolívar.
La historia se construye desde el “yo” libre, desde la identidad, desde la educación que más que repetición lo que da es motivación (quien no se educa no es alemán); se debe amar lo que se aprende, generar complacencia y luego desprenderse del tutor (en ello coinciden ilustrados e idealistas). La educación debe ofrecer criterios para la libertad, no dogmatismos (condicionamiento bajo deberes, reglas, normas a posteriori); con un carácter formado se puede discernir, y quien se educa y convence es capaz de educar a otros. Fichte rechaza los totalitarismos pero crea uno nuevo: o se es idealista y alemán, o no se es; de allí se pasa a enfatizar en lo biológico y se excluye a gitanos, polacos, judíos, rusos, etc.; ve la historia movida a partir del desenvolvimiento individual de sujetos protagonistas  de la historia (líderes), los demás hombres deben beber de éste ejemplo para desarrollar su personalidad y ser protagonistas también.
Schelling (Suabia 1775- 1856) en su Programa del Idealismo alemán (1795) propone una ética o sistema de todas las ideas o postulados prácticos, 1) la historia es referida a la creación, posibilidad del yo en el mundo y la libertad; el yo es capaz de auto reflexionar, de ir más allá de la identidad (cartesiana); el proceso es yo (hombre), no-yo (naturaleza, identidad, parte “dormida” de la conciencia, como en el budismo), y yo-absoluto; 2) el mundo es creado pero va cambiando; la nada es aquello que no es fenómeno, el romanticismo parte de la novedad en sí, no del fenómeno; lo no fenoménico no es causa. En las Edades del mundo aborda la filosofía de la historia, busca encontrar el Todo en la historia. El pasado se sabe, se narra, el presente se conoce, se expone y el futuro se presiente, se conjetura; cada presente es original, y se vive desde y “contra” el pasado. Mal, sufrimiento y muerte no son asumidos como algo venido de fuera, nacen del corazón como dijo Jesús; rechaza la separación entre ética y religión (contra Ockam que dijo: “No podemos verificar que lo bueno que hacemos agrada a Dios”). Los místicos viven esa dinámica de una voluntad libre de deseos, esa Nada que es a la vez Todo, es eternidad incondicionada: “No me importa si no resucito, porque siempre he vivido como resucitado” (Marcel).
Whilhelm Friedrich Hegel (1770-1813) responde de modo racional a su contexto socio-cultural, se necesitaba la libertad, Alemania estaba destrozada por la Guerra de los 30 años, el campesinado empobrecido, la cultura decaída, la clase media era escasa y la política ineficaz. Hegel tenía el ideal de la Polis griega, la armonía del hombre y la ciudad; el espíritu del pueblo da plenitud al individuo, pero puede quedarse en la formalidad: pocos llegan a ser libres; el cristianismo aporta la noción de subjetividad, pero no apoya la noción de ciudadanía. El parentesco es el vínculo con la familia, la libertad es el vínculo con el Estado. El tiempo tiene continuidad homogénea, como un río que es el espíritu Absoluto, la historia tiene un alma, una Idea, y el historiador la lee haciendo cortes; nuestra experiencia nos hace ver un presente, un pasado y un futuro; el Estado es determinante, y a él se amolda la sociedad civil como lo corrobora la realidad. El espíritu del pueblo se va forjando en la educación que concientice, que universalice, que domine su naturaleza; las instituciones del pueblo deben ofrecer libertad al individuo, y cuando ese pueblo madura empieza a decaer (por la costumbre) para dar paso a otro(s) pueblo(s). Ninguna fuerza puede destruir el espíritu del pueblo, sino que pone en evidencia su caducidad.
En Karl Marx (1818- 1883) la dialéctica kantiana se reinterpreta, no hay absolutización de cualquier ideología particular (puede absolutizarse la idea de Estado, Ley, religión, etc.); en Marx se hace necesario un nuevo humanismo con el principio material que es el trabajo (lucha dialéctica de las necesidades del hombre frente a la naturaleza), siendo el hombre pobre, carente, inseguro (carece de garras, cuero, etc.), debe usar su razón, su capacidad técnica para sobrevivir, no sólo para dominar; la naturaleza es fuerte, exige proceso, trabajo, tiene leyes (épocas de siembra, calidad, cantidad, etc.), una lucha permanente. Ese humanismo se halla enfrentado al anti humanismo (alienación o enajenación, proceso de pérdida de identidad); el hombre se haya inserto en la comunidad, en el mundo de las relaciones económicas (más que sociales o políticas), una relación hombre-hombre (no hombre-naturaleza) en la que el poder provoca inequidad, violencia, división cultural en clases, desarrollo de la propiedad privada (en ello tienen parte la Iglesia y el Estado, macroestructuras que afectan a la micro estructura económica).
El capitalismo pone el poder en manos de los amos, y hace del trabajo algo exterior, deshumanizante, arruina el espíritu; el hombre no puede verse aislado, “singular”, sino en sus relaciones económicas, en su clase y en su regulación por el Estado; la religión suaviza, hace pasivo y fatalista al hombre, no mueve su voluntad. La historia tiene cortes o etapas, hay una negación del estadio anterior (Hegel), pero se lee desde el materialismo en vez de negarlo, la economía determina al Estado (superestructura en Hegel, infraestructura en Marx): tribus, comunas, polis, feudos, burgos. Las estructuras económicas tienen autonomía (como etapas en una biografía) y su tiempo más allá de lo cronológico, entra lo contingente, no se enmarca la historia en fechas, y entran las pequeñas historias (el campesino arruinado por el neoliberalismo, el comerciante que ha crecido, el estudiante que no ve cambios, etc.).
Teoría crítica de la sociedad (Marcuse, Horkheimer, Adorno, Husserl). Escuela de Frankfurt. Frente a la ideología superestructural se halla la criticidad y la conciencia; la lucha no es sólo por el control de los medios de producción, sino también en el discurso, en la legitimación al contar la historia; bajo los paradigmas conceptuales no sólo se domina el presente, sino también el porvenir. La historia se cuenta desde el poder, desde Marx no se mira sólo lo que se cuenta sino cómo se cuenta, esa historia necesita redimirse con una nueva conciencia más que con armas (Benjamin); se debe  llevar a una crítica social con alternativas de resistencia o emancipación desde dentro del sistema (Marx no alcanzó esta etapa).
Adorno y Horkheimer crean la dialéctica negativa, la resistencia de la teoría crítica frente a la instrumentalización de la razón; rechazan crear ideologías y buscan deconstruir, una crítica a la cara oculta de lo “virtuoso” en Occidente y su doble moral. El saber se monopoliza, se rechaza la discusión, no se advierte el silencio cómplice; se oculta lo negativo, se rechaza lo crítico, el error, la discusión. Suponemos que la historia siempre va en superación (porque es contada desde los vencedores). El filósofo mira que la verdad es construcción, por ello no debe casarse con un sistema, debe leer la realidad; el pensamiento no puede estancarse ni quedarse en dogmas, el hombre es inobjetivable; el lenguaje es instrumento imaginario, puede usarse en la propaganda de modo ambiguo y puede manipular masas.
El hombre avanza por el trabajo pero también por las relaciones, circunstancias; hay permisión y prohibición, ruptura permanente de paradigmas, de posiciones seguras; a pesar de las ficciones sociales, todos somos iguales; la maquinaria humana produce crecimiento económico-político pero decrecimiento humano. Voltaire mira la razón como unilateral, sólo lo negativo del progreso, pero la razón también sirve para la denuncia, la justicia y la crítica, además la injusticia sólo puede venir desde el poder, sólo el juez puede ser injusto, y sólo es verdadero el pensamiento que lucha por lo justo; el nacionalismo extremo muestra la injusticia del poder en la II Guerra Mundial, unido a la imagen del super hombre que propiciaron los artistas “futuristas” exaltando lo patético. La propaganda ha hecho del cuerpo el centro, une egocentrismo y belleza, la mujer es domesticada, los cosméticos –antes reservados a las prostitutas- se han hecho universales, la vulgar se hace moda y el lujo se pregona como libertad, como sublima; ricos y poderosos son amparados por la ley. El hombre usa cada vez menos su razón porque destruye a los que lo rodean, desde la religión, la política y la cultura. 
La teoría crítica se sirve del discurso de legitimación para marcar los linderos de una reconstrucción social con fuertes raíces críticas. El problema de la condición indirecta y sutil del poder ejercido en la civilización encuentra en Marcuse un aporte argumentativo desde el avance del capitalismo y la industrialización y sus consecuencias de dominio de la naturaleza humana, y su exógena forma de racionalidad; en “El hombre unidimensional” (1964) Marcuse critica la “sociedad cerrada” producto del capitalismo americano, pero incorpora en sí toda dimensión de la existencia, sea privada o pública; asimila todo lo que se le opone, y mueve y maneja todos los instintos humanos (“incluso lo antisocial”); la democracia supera al absolutismo en el manejo de conflictos, los administra y los hace “productivos” y destructivos. La ciudad con todo su progreso es el símbolo del capitalismo, junto a la expansión económica, política y militar. La filosofía se limita a la modestia, “deja intacta la realidad establecida; aborrece las transgresiones”, como hacen Austin y Wittgenstein, se difama lo alternativo y lo elaborado, se renuncia a toda teoría, se apela a la camaradería, el lenguaje común de la calle; pero ese lenguaje sólo expresa al hombre y a la naturaleza mutilados, se analiza su lenguaje por fragmentos, se hace con exactitud y claridad, pero sin aludir a su universo; se busca el orden en las palabras pero no la transformación de la realidad, se hace cómplice de la sociedad que manda, sólo puede describirse pero no explicarse.
Pragmatismo universalista (Habermas, Heidegger). Jürgen Habermas critica incluso la sociedad marxista y el capitalismo, destaca al individuo y su psicología, se ocupa de la acción comunicativa, la política y otros aspectos sociales; critica la legitimación que se da el poder capitalista, la economía sustenta en el Estado policial, las leyes que favorecen el mercado así como el discurso y la propaganda (abriendo la brecha entre lo legal y lo ético). Para Habermas la emancipación es un criterio para validar una razón capaz de superar los antagonismos entre el instrumentalismo y la reflexión crítica. Moderno no viene de “moda” sino de “modo” de ser; se impone la moda con la censura social “eso no está de moda”. La gente participa del tren de la historia de la mano de cada presente, de cada moda, como en una obra impresionista (arte desde lejos, siendo manchas), como la fotografía y el cine; el arte (eterno) se reduce a moda, se hace inmanente, se “encarna”, la idea se temporiza. 
Vivimos la época de la profanación, no de la sacralización; hay secularismo, urbanización, politización, teleologización, dominación del tiempo; parece que toda incertidumbre se puede controlar con orden, planificación: seguros médicos, hospitales psiquiátricos, tarjetas de crédito, bases de datos, ancianatos, etc. El triunfo del capitalismo es que absorbe a sus opositores, porque puede convertir todo en negocio: lo presenta en TV, lo convierte en libro, lo somete a las multinacionales, etc. La naturaleza es vista como objeto pero subjetivamente, no como algo contemplado con el espíritu; “las ciencias de hecho producen hombres de hecho” (Habermas).
Para Habermas el animal empieza a ser humano en el momento en que habla, empieza su historia con conciencia y voluntad libre; la acción comunicativa, atacada por el poder y el capitalismo, entra en decadencia cuando no se abre a los otros (p. e la lengua catalana frente al inglés); la racionalidad y la comunicación no pueden desligarse de la historia, condición necesaria de la internacionalización (contrario a la globalización); el nazismo fue un nacionalismo mediocre, quedado en naturalismo (racismo), en opresión del individuo y los otros, impidió la emancipación. El lenguaje opresor es un discurso manipulador, excluyente, que ataca a los débiles, oculta la “rechazable”; pero para Habermas el lenguaje racional y comunicativo sirve a la emancipación, la conciencia libre, es posible en el arte, la poesía, el canto popular.
Husserl mira la necesidad de considerar un orden nuevo, una nueva época de la humanidad, donde la vida sea creadora de cultura, en unidad, histórica, desde las ciencias del espíritu, sin quedarse en naturalismo; pero no se debe despreciar la corporeidad, pues la Physis humana es el sustento de la espiritualidad; así mismo la naturaleza es el medio circundante de la realidad natural, la cosmovisión, no sólo lo biológico. La gran preocupación de Husserl es caracterizar espiritualmente la “Europa”, entendida como “unidad de un vivir, obrar, crear espirituales: con todos los fines, intereses, preocupaciones y esfuerzos, con los objetivos, las instituciones, las organizaciones”; busca los fines propios de la Europa distinta y unida, “a partir de ideas de la razón”, pues de ella nace la cultura, y de esta filosofía y ciencia. Husserl es logocéntrico, Derridá le critica que equipara Occidente, razón, Europa, idea, y que su propuesta no puede encarnarse, marca una sola línea, un predominio de la idea racional en toda época; en Husserl la historia es el aparecer del fenómeno, pero descrito, no interpretado; Husserl, Fichte y Schelling buscan la unidad, no alemana sino europea, pero desconociendo la particularidad.
Martin Heidegger (1889- 1976): El ser se desenvuelve en el tiempo, su horizonte de posibilidad, porque el humano va cambiando en el tiempo, pero su esencia es el existir; Occidente piensa desde el ente, la metafísica, la filosofía del ocaso (ambigüedad), poco piensa la existencia, el presente (Nietzsche, Dilthey, nihilismo); nihilismo en pensarnos nosotros mismos, desnudos ante la inminencia de la muerte. Los grandes proyectos de certeza han fracasado, hay desencanto, ocaso, no hay seguridades a qué aferrarse; ya no están los grandes dioses (Hölderlin): Dionisos (dios desterrado del Olimpo, y tardío), Heracles (semidios) y Jesús (Dios encarnado) y sólo se han dado cuenta los poetas, que no está sumidos en la ocupación, viven el propio tiempo (no son metafísicos); los poetas (Hölderling, Baudelaire, Casaldáliga) son verdaderos historiadores porque rescaten el ser, cantan una canción de duelo y hacen una plegaria al Dios ausente. Occidente ha levantado edificios conceptuales y ha dado al ser por obvio, ya no hay preguntas, todo se cosifica.
Mesianismo. Walter Benjamin destaca por sus 18 tesis sobre filosofía de la historia (1959). En Benjamin el Mesías es una fuerza y no una persona, es cosmovisión e interpretación de la historia, la necesidad de instaurar un orden nuevo; todo presente tiene una cita secreta con el pasado, con los gritos de las víctimas que nadie quiso escuchar, y que esperan justicia en nuestro presente (redención); la lucha revolucionaria no es sólo política (materialismo), sino también espiritual (lo materno, las tradiciones); como asume la dialéctica y no el historicismo, su hermenéutica siempre es abierta, nada es insignificantes, todo debe reinterpretarse.
Justicia es dar lo suyo a los vencidos, devolvérselo a quienes luchan, en el ahora de la emancipación; lo importante no es el progreso, sino el proceso. Benjamin dijo que la generación europea de 1914 a 1918 atravesó una de las experiencias más atroces, pero la gente volvía muda de los campos de batalla, pobres en vez de enriquecidas o enriquecedores; y de pronto todo cambió en lo tecnológico, se desarrolló la técnica y se empobreció la experiencia, la prueba fue el florecer de la astrología, el yoga, las sectas, vegetarianismo, gnosis, escolástica y espiritismo; la literatura también mostró su pobreza, pese a la abundancia, una nueva barbarie en la que los pensadores se reducían a un campo, se desprecia el pasado y se mira sólo lo técnico, lo modificable (no se describe), lo propio (no la humanidad completa); el vidrio ha atacado al misterio y la posesión, muestra la pobreza burguesa de modo frío y soberbio; no se quieren nuevas experiencias, se está cansado, con sueño, sin vigilancia, no se quieren complicaciones, se prefiere deleitarse en Mickey mouse.
¿CIRCULAR O LINEAL?
BIBLIOGRAFÍA
Apuntes de clase, asesora: María Consuelo Escobar (2008).
BENJAMIN, Walter. “Tesis de filosofía de la historia”, en Discursos Interrumpidos I, Madrid, Taurus, 1986.
HEIDEGGER, M., Schelling y la libertad humana, Caracas, Monte Ávila, 1985.
HUSSERL, “La filosofía en la crisis de la humanidad europea”, 1935.
KANT, Inmanuel. Idea para una historia universal en sentido cosmopolita y otros escritos sobre Filosofía de la Historia, Madrid, Tecnos, 1987.
            -La paz perpetua. 1795.
MARX, Karl y ENGELS, Friedrich. Manifiesto comunista. 1845.

1 comentario:

  1. felicidades por la buena nota y sigue publicando que hay sustancialidad entre tus lineas. Saludos

    CT

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